El pasado 13 de noviembre, tres decenas de integrantes de la REDCiC participaron en el conversatorio "Recuperación y reconstrucción después de Otis: aprendizajes y soluciones".
Los temas abordados fueron los siguientes:
- ¿Qué representa Otis para el resto del país y por tanto para la política climática nacional?
- ¿Cómo habría de ser la reconstrucción y qué soluciones replicables se pueden identificar para otras ciudades de México?
- ¿Qué aprendemos de Otis como REDCiC y qué capacidades de acción tenemos para la acción ante coyunturas de emergencia?
Fotos: Beatriz Guillen.
Los participantes señalaron, entre otras cuestiones que se resumen con mayor precisión en la minuta del conversatorio, tanto la necesidad de incluir en los Atlas de Riesgo escenarios de cambio climático, como la importancia de conocer con mayor precisión las vulnerabilidades de las distintas regiones del país, ello de la mano de la generación de mapas de riesgo y el cálculo de costos por desastres bajo diversos escenarios de cambio global (lo que a su vez obliga a revisar las metodologías hasta ahora empleadas). A su vez, el proceso anterior tendría que alimentar la planeación territorial robusta, integral, incluyente y justa, todo como parte de un proceso que al identificar los impactos distributivos, revierta las asimetrías estructurales imperantes.
Se recalcó la necesidad de fortalecer la prevención del riesgo y las capacidades de respuesta, particularmente favoreciendo la respuesta comunitaria, la cual habría de evaluarse en el caso de Acapulco y municipios aledaños vis-à-vis otras experiencias similares en el pasado (a modo de aprendizaje cruzado).
Igualmente, se advirtió la necesidad de revisar las normas, reglamentos y prácticas constructivas, particularmente en el sector turismo, ello en el entendido de que cada región podría requerir consideraciones particulares según el tipo e intensidad de vulnerabilidades identificadas. Al calor de la destrucción de la infraestructura y edificaciones en Acapulco, también sería conveniente explorar el impulso a esquemas de circularidad urbana, ello comenzando por los residuos de la construcción y la demolición.
Finalmente y ante la posibilidad de que la nueva normalidad sea "ir de crisis en crisis", la apuesta tendría por tanto que estar en el impuso de soluciones integrales, aptas para la diversidad socioecosistémica que caracteriza al país. Tales soluciones suponen una actuación simultánea tanto en cuestiones de alerta y prevención, como de adaptación, mitigación y construcción de resiliencia. Sin embargo, dichas soluciones tendrán que acompañarse de las medidas necesarias para evitar contraprestaciones o efectos no deseado por lo que se consideró esencial el impulso de una gobernanza climática multi-nivel y participativa. El avance de tal gobernanza, a su vez demanda no solo mejores formas de comunicación y de fortalecimiento de la cultura climática, sino también novedosos esquemas de coproducción de conocimiento y de cogeneración de soluciones.
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